El 3 de julio del 2010 periplo participamos en el II FESTIVAL DE CINE EXPRESS de Portugalete que pretende ser un lugar de creatividad, diversidad y encuentro. Su objetivo es promover el cine y la cultura digital e independiente, a la vez que se da a conocer Portugalete a través del arte y la cinematografía. La premisa, realizar un cortometraje rodado íntegramente en Portugalete en menos de 10 horas.
No es un festival al uso, es un festival en el que prima la experimentación, la innovación, la libertad y la convivencia. Para ello los participantes tendrán que contar con sus propios medios para realizar sus piezas.
El II Festival de Cine Express de Portugalete apuesta por películas hechas de forma casi artesanal, que muestran las nuevas posibilidades estéticas, narrativas y de producción.
En septiembre del 2009 y en julio del 2010, hemos participado en dos proyectos fotograficos del fotografo Roberto Aguirrezabala.
Azucena y Veronica en el 2009 tomaron parte en el proyecto En la niebla que consta de 24 fotografías agrupadas en dípticos. Por un lado fotografías de montañeros perdidos en la montaña y por otro los lugares donde se han perdido. Se muestran los elementos protagonistas por separado y es, en su relación semántica, cuando el espectador reconstruye la escena y el hecho sucedido. Todo transcurre fuera de campo, no vemos la acción. Tanto los personajes como los espacios sólo tienen la niebla y la luz como únicos elementos de unión. La niebla es el fenómeno atmosférico, tanto en su componente natural como artificial, que entrelaza todas las piezas de la serie. Junto a la niebla, la violenta luz de comienzos del barroco baña cada personaje, ensalzando posturas y engrandeciendo lo que inónicamente se muestra cotidiano y minúsculo al espectador. Esta luz también ilumina solitarios y misteriosos paisajes allí donde no debía haber luz.
A su vez, Ivan e Izas, han participado este año 2010, en el proyecto Campo de sangre el cual sucede a lo largo de las diez imágenes que componen la serie. Cinco personajes protagonizan escenas violentas generando repentinamente el caos en el interior de una cabaña. Las diferentes escenas se superponen de modo fragmentario e interrelacionado. Las fotografías han sido realizadas en plató, tensando los aspectos ficcionales de la representación. La sangre es el hilo conductor de la narración y se desvela como el objeto de deseo de los personajes. En mayor o menor medida, todos los personajes acaban manchados de sangre, como consecuencia de la herida mortal a uno de ellos. Aunque la violencia aparece de un modo contenido y armónico, como una danza.